Este texto pretende mostrar, a través de la historia de Nadia, las relaciones invisibles entre las corazas de la voz y la vida, las experiencias no resueltas y la voz. Es un escrito que parte de la experiencia de Nadia en un taller y de los correos que nos intercambiamos. A distancia, le acompañaba en el proceso de comprender, asimilar y resolver todo lo que surgió en el taller. Se podría decir que el texto está escrito «a cuatro manos».
Nadia es cantante y asistió, hace tiempo, a un taller de las corazas de la voz. Venía con la intención de obtener recursos para aplicarse a sí misma ya sus alumnos, pero lo que ella no sabía es que iba a abrir una puerta inesperada, una conexión invisible entre vivencias mal cicatrizadas del pasado y su voz.
En estos talleres invito a los participantes a explorar sus propias corazas. Entre otras actividades, les propongo que se dibujen a sí mismos en relación a las corazas de la voz. Cuando los asistentes escuchan esta indicación, me miran extrañados, pero yo me dirijo a su inconsciente, que me escucha desde el primer minuto de taller. El inconsciente, entonces, comienza a expresarse a través del dibujo.
Nadia se dibujó a sí misma sin manos. No lo entendía. Me dijo: «No entiendo por qué las he olvidado, las utilizo mucho». Después del primer día de taller, el cuerpo de Nadia empezó a hablarle. El cuerpo habla, envía mensajes, nos informa; en definitiva, se comunica a través de síntomas físicos, emociones, recuerdos y pensamientos. En Nadia, el cuerpo le habló a través de sueños, de imágenes mientras hacía movimientos y también a través de recuerdos. Recuerdos antiguos, recuerdos desagradables, recuerdos enterrados.
Estábamos trabajando la cintura escapular y empezó a llorar. No entendía por qué un hecho que había sucedido veinte años atrás le asaltaba ahora de repente, sin previo aviso. Un recuerdo doloroso de una relación ya terminada.
Al final del taller, Nadia había entrado en lo que llamamos sumergimiento. Sucede cuando una emoción se desborda e impregna la vida de esa persona. En su caso, esa emoción era la rabia. Una emoción que ella bloqueaba, que no se permitía sentir. Estar en sumergimiento es una reacción que nos ofrece la posibilidad de sanar un aspecto no resuelto. Le propuse que durante unos días hiciera una visualización imaginándose a sí misma dentro de un capullo de luz y que al terminar, me escribiera para ver cómo iba el proceso.
A los pocos días, Nadia me escribió:
He hecho lo que me dijiste. Lo necesitaba, no podía seguir con mi vida; Me ahogaba en el pecho. Durante la primera visualización, hablé-le un poco y le insulté, cuando dejé de estar en el capullo de luz y volví a la realidad empecé a temblar, tenía mucho frío y, al poco rato, los dientes me empezaron a charlar como una loca; menos mal que en el curso nos comentaste que a veces ocurría esto.
Nadia se citó a sí misma al día siguiente para volver a hacer la visualización. Su inconsciente sabía que tenía una cita para liberarse y, a medida que se acercaba la hora de hacerla, iba sintiendo en su cuerpo la necesidad de expresar de nuevo aquella rabia contenida. Esta vez, con la imaginación, se permitió pegar, partir, descuartizar y quemar a aquella persona. La rabia que sentía era enorme porque había inhibido esa emoción durante mucho tiempo. Más de veinte años. Al terminar, los temblores aparecieron de nuevo, pero también la comprensión del motivo por el que no había pintado las manos. En esa relación tóxica que había tenido años atrás, su pareja no le permitía que le tocara, pero tampoco le permitía que ella lo hiciera. En una palabra, las manos estaban prohibidas para expresar cariño, para amar.
Nadia posee una sabiduría interna realmente grande y, sin saberlo, realizó un ritual de sanación perfecto: ¡Decidió ir a hacerse una manicura para rendir homenaje a sus manos! ¡No podría haber hecho un ritual de sanación más acertado!
Con la continuidad del trabajo del sumergimiento, aparecieron otros síntomas. El cuerpo de Nadia seguía hablando con ella. Apareció un dolor en la vejiga muy intenso, de donde la habían operado de un tumor hace unos años. La primera reacción de Nadia fue asustarse, pero después me explicó:
Tuve miedo y estuve a punto de ir a urgencias. Pero también recordé que la rabia se concentraba en toda esa zona del endometrio y pensé que necesitaba salir. Medité y di luz a toda esa zona. Al día siguiente me encontraba mejor.
En el curso, también invito a los participantes, como parte de la exploración de las corazas de la voz, a reflexionar sobre cómo viven las emociones, y también les explico en qué partes del cuerpo suelen alojarse cuando no se viven bien.
Nadia nunca sentía rabia y una zona privilegiada para «guardar» la rabia es la pelvis, de donde la habían operado y donde de repente aparecía de nuevo el dolor de forma intensa. Para ella, poder entender esa relación fue revelador, liberador.
Nadia ha continuado escuchando su cuerpo y ha seguido trabajando y, después de un tiempo, se siente renovada y la mirada le ha cambiado. Pero también ha percibido cambios en su voz. En un correo posterior, me dijo:
Ayer tuve el concierto. Eestaba nerviosa, todavía me dolía el lado izquierdo de los ovarios y la vejiga, dedonde me operaron. Pero canté muy bien, más libre, con más dulzura, como si conectara mejor con el público. Todo el mundo me dijo que fue la mejor función de todas las que habíamos hecho. Me dejo llevar por lo que mi cuerpo me va contando; por fin le escucho, estoy diferente, pero la verdad es que tengo una paz y una tranquilidad que hasta ahora no había tenido.
Y , además, ahora rico, la voz me ha cambiado: cantada y hablada. El otro día estuve con una amiga que no veía desde hacía meses y me dijo que la voz hablada la tenía más grave. En realidad, ha cogido profundidad, tiene armónicos graves, tiene más apoyo y está más libre, como si la glándula timo de las emociones se hubiera liberado.
¿Y cómo se relaciona todo esto con la voz? Porque los cambios internos (liberar emociones, cambiar creencias, llevar a cabo un proceso personal profundo) inciden en el cuerpo, que es el instrumento de la voz. Se dice que las manos son la extensión del corazón, las utilizamos para interactuar pero también para expresar. «Recuperar» las manos le ha permitido a Nadia ganar expresividad. Pero, ¿qué ha hecho que tenga una voz con más armónicos graves y mayor apoyo? Principalmente dos factores: uno, liberar la zona del pecho —y por extensión las manos— le permitió delegar en la pelvis el centro de gravedad del cuerpo y dos, desacuciar la zona pélvica —donde estaba el endometrio—. He visto a muchos cantantes, actores, que cuando liberan la zona pélvica, ganan graves y resonancia a la voz porque al trabajar la pelvis no sólo creamos las condiciones para poder gestionar mejor el apoyo, sino que también ayudamos a la laringe a que pueda descender.
He pedido permiso a la persona que en este artículo llamo Nadia para contar su historia. Le estoy muy agradecida. Ella es cantante profesional, pero explorar sus corazas de la voz le ha ayudado no sólo a enriquecer su sonido y capacidad expresiva, sino a avanzar en su camino de individuación ya disfrutar más de su vida. Gracias, Nadia. ¡Tu aprendizaje también ha sido el mío!